La relación médico-paciente por Víctor Manuel Arrubarrena Aragón
http://www.medigraphic.com/pdfs//cg-2011/cgs112c.pdf
El médico debe saber lo que hace, cómo lo hace
y hacerlo siempre con amor.
Paracelso
Hoy día, el médico presta más atención a la
información de su computadora, que a los
ojos llenos de ansiedad de su angustiado
paciente.
Anónimo
La relación médico-paciente era tan natural en la práctica
de la medicina que no se hablaba de ella. No se
escribía. Se consideraba un hecho su existencia como
base del trabajo del médico con el enfermo, principio de
lo que después se describió como el encuentro de una
conciencia con una confianza. La relación de confianza
entre dos seres humanos ha sido capaz de lograr muchas
curaciones.
La medicina era más sencilla, los recursos del
médico para atender al enfermo estaban más en sus
capacidades personales, en su relación con el enfermo,
que en los recursos externos, llámese implementos de
tecnología para el diagnóstico, medicinas más eficaces
y otros procedimientos de tratamiento que la ciencia y la
tecnología moderna han puesto en manos del médico.
Se comienza a hablar de la relación médico-paciente
cuando se empieza a sentir con alarma que se está
perdiendo. Con el avance de la ciencia y tecnología el
acto médico empieza a depender en gran parte del uso
de métodos más eficaces de diagnóstico y tratamiento
y parecería que la presencia curadora del médico deja
de tener importancia. “Apenas llegó usted y me sentí
mejor” era una frase que escucharon los médicos de
antaño, aquellos que atendían en su consultorio o en
casa del paciente.
¿Es válida la preocupación porque se esté perdiendo
esta relación? ¿Son los grandes adelantos de la ciencia y
tecnología aplicadas a la medicina suficientes para curar?
...Creo que hay datos para afirmar lo contrario. Basta
señalar, que en la época del médico que atendía con
pocos recursos no había demandas por mala atención.
Las demandas se deben en gran parte a la pérdida
de esta relación, que se basaba en la gran confianza delos pacientes en la medicina y en los médicos. Las demandas
son la negación de la relación médico-paciente
¿Por qué? Porque hay elementos interruptores de esta
relación. No son elementos interruptores el avance en
ciencia y tecnología. Si lo es la organización distinta de
la medicina que tiene que ver con lo compleja que se ha
vuelto a la luz de estos avances.
Ahora bien, el elemento fundamental para una buena
relación es la confianza, y este primer paso lo iniciaba el
paciente al escoger a su médico para confiarle su bien
más preciado: su salud. El paciente contaba con que su
enfermedad y algunos aspectos de ella permanecerían
sólo en el conocimiento de él y de su médico. El médico
dependía en un grado mucho mayor que ahora de su
habilidad para acercarse al paciente, el diagnóstico se
establecía con los datos que éste proporcionaba y en los
signos de enfermedad que pudiera recoger por su exploración.
Los análisis y pruebas de gabinete se solicitaban
para corroborar diagnósticos o para ratificarlos. Debemos
aceptar que en la medicina actual sea institucional
o privada hay elementos que no estimulan la confianza.
En la relación médico-paciente, el médico debe estar
consciente de que el paciente no tiene dañado solo un
órgano, sino que enferma de manera integral. Por ello,
debemos reflexionar que el enfermar conduce a sufrir.
En ocasiones se padece mucho más de lo que se está
enfermo y no debe olvidarse que cuando un paciente
enferma de algo grave, enferma con él la familia. Por todo
ello no es vano recordar aquella vieja conseja médica
que señala: “El médico pocas veces cura, algunas sana,
pero siempre debe consolar”.
Reconociendo que la relación médico-paciente ha
existido siempre, surge la pregunta de si es importante
que subsista aún en los tiempos actuales en que la medicina
se sustenta en la utilización cada vez más excesiva
de métodos de diagnóstico y tratamiento que parecen
ser el paradigma de la medicina actual. Desde nuestro
punto de vista la respuesta es afirmativa. Los nuevos
procedimientos enriquecen los recursos del médico,
pero no sustituyen el poder terapéutico de una buena
relación, que incluso debe servir para ayudar a médico y
paciente en el uso de estos procedimientos, que son un
indiscutible avance, pero que han cambiado los objetivos y paradigmas de la medicina innecesariamente cuando
son utilizados en demasía, sin criterio clínico adecuado
y lo que es más triste olvidando que la razón de ser de
nuestra profesión, debe ser y buscar el bienestar del
enfermo.
1Modelos de relación médico-paciente
En la atención de los enfermos hemos señalado, un
aspecto primordial es la relación médico-paciente, cuyas
bases se encuentran en los principios mismos de
la bioética. La relación médico-paciente es el contrato,
generalmente no escrito, establecido por personas autónomas libres de iniciar, continuar o romper esta relación.
En la interacción del enfermo con el médico y el equipo
de salud, basada en la comunicación y la disposición
para conseguir objetivos comunes, como son la prevención
de enfermedades, preservación y recuperación
de la salud, con rehabilitación y reintegración al núcleo
familiar, social y en ocasiones laboral, existen varios
modelos de relación médico-paciente; cuatro son los
más importantes y comúnmente aceptados.
2
Modelo paternalista
En el que prevalece la actitud autoritaria del médico que
dirige las acciones, indica y/o realiza los procedimientos
diagnósticos terapéuticos, mientras que el enfermo sólo
acata las indicaciones, sin que se tomen en cuenta su
opinión, dudas o temores. Es una relación tipo sujeto-objeto
en la cual, aunque se trata de beneficiar al enfermo,
no se respetan su autonomía, su libertad, su capacidad
y derecho a decidir. Este modelo es frecuente en México
y países latinoamericanos, sobre todo en el medio rural.
3Modelo dominante
En contraste con el anterior, es el enfermo quien, de
acuerdo con sus conocimientos o bien por la información
obtenida, pide o exige que, de acuerdo con el diagnóstico
establecido, se realicen determinados procedimientos
diagnóstico-terapéuticos. Es una relación tipo sujetoobjeto
que suele ocurrir cuando el médico tratante tiene
poca experiencia. En estos casos el abuso de autonomía
del enfermo puede ser perjudicial
4Modelo de responsabilidad compartida
En este modelo se establece una buena comunicación,
se informa al enfermo y la familia, lo referente a su enfermedad,
el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico,
así como la posibilidad de complicaciones. Se aclaran
sus dudas y se trata de disipar sus temores; se discuten
las alternativas y en forma conjunta se toma la mejor
decisión. En este modelo intervienen la autonomía, la
libertad y el juicio del paciente, en relación a lo que quiere
o lo que espera, todo ello bajo la orientación del médico
tratante. Es una relación tipo sujeto-sujeto, por lo que
debe ser deseable tratar de implementarla.
5 Modelo mecanicista
En él la atención se lleva a cabo de acuerdo con disposiciones
administrativas estrictas; se siguen protocolos
de manejo rígidos, el enfermo no elige al médico tratante y no siempre es atendido por el mismo médico lo cual
interfiere en la relación médico-paciente. El exceso de
burocracia y trámites administrativos retarda el tratamiento
y deteriora la relación, que es de tipo sujeto-objeto.
Este modelo es frecuente en la medicina institucional,
aunque también ocurre hoy día, en la atención proporcionada
por empresas prestadoras de servicios y por
compañías de seguros.3
La terminación de la relación médico-paciente puede
darse por la falta de colaboración del enfermo o sus
familiares, falta de empatía o incompatibilidad en sus
valores morales, imposibilidad física o técnica del médico
para atender al enfermo, falta de los recursos materiales
y humanos para una adecuada atención, interferencia
de los familiares, persona responsable u otros médicos,
petición explícita del enfermo, familiares o del propio
médico. En la práctica institucional existen limitantes y
circunstancias especiales, especificadas en los contratos
o convenios con empresas o compañías de seguros que
dan por terminada la relación.
Cambios en el paradigma
De siempre, pero todavía hasta principios del siglo XX,
el médico contaba para realizar el diagnóstico de las enfermedades
con un elemento fundamental: la entrevista
con el enfermo. Esta peculiar relación de confianza del
enfermo y comprensión del médico, se completaba con
un detallado procedimiento de exploración física del enfermo
que no se limitaba sólo a la región del organismo
que parecía afectada. Como auxiliares de diagnóstico el
médico de esa época contaba con un número limitado de
análisis de laboratorio y sencillos estudios radiológicos.
En la actualidad los recursos de diagnóstico han
aumentado considerablemente. Los exámenes de laboratorio
se cuentan por cientos. Los métodos de gabinete
auxiliares que iniciaron con la radiología, hoy ofrecen la
Tomografía Axial Computarizada, la Resonancia Magnética
y el PET. En endoscopia hoy es posible explorar
prácticamente todas las cavidades del ser humano.
Por lo que hace al tratamiento de las enfermedades el
cambio son los grandes avances de la terapéutica con
medicamentos y las innovaciones y creación de técnicas
en cirugía.
Con todos estos avances, la medicina de hoy sería
gloriosa si no se hubieran insertado en ella elementos
perturbadores que ocasionan cambios en el paradigma
tradicional de la medicina y de la relación médico paciente.
Debemos reconocer que hay dos aspectos completamente
diferentes en estos cambios. Uno de ellos
altamente positivo y otro negativo que puede invalidar
los grandes adelantos mencionados y gestar la pérdida
de los valores de antaño.
El cambio positivo se refiere al avance hacia una medicina
social, en beneficio de la colectividad, organizada
para atender a todos los habitantes de un país o a un
grupo de ellos.
El cambio negativo del paradigma es la conversión de
una profesión eminentemente humanística y de beneficio
social, a una medicina concebida como una industria, en donde se debe buscar el beneficio de los inversionistas
que han creado esta industria.5
En el cambio positivo, hay también diferencias, unos
países la han desarrollado a través de grandes instituciones
públicas, organizadas por el estado para la atención
de los habitantes. Este es el sentido de la creación en
México del IMSS a mediados del siglo XX y posteriormente
del ISSSTE, congruente con esta decisión, en
el país se debió extender esta cobertura a todos los
habitantes, al menos como extensión de la cobertura
en atención a la salud. No sucedió así.
Otros países como Norteamérica, decidieron ofrecer
la atención a la salud a través de seguros médicos privados,
sostenidos por el Estado, los empleadores o los
ciudadanos. Esta decisión no sólo ha convertido a la
medicina en ese país en una gran industria, sino que ha
sido la responsable del cambio negativo en el paradigma
a nivel mundial, al exportar este modelo de atención.6
Debemos aceptar que de alguna forma los grandes
avances en la medicina han propiciado su conversión
en una industria. Los recursos para el diagnóstico y
tratamiento son tan numerosos, costosos y complejos
que han rebasado la capacidad para que sólo los médicos organicen los centros de atención. Lo anterior ha
despertado como ya se señaló el interés de inversionistas
que en forma natural buscan el rendimiento de sus
inversiones.
Todo lo anterior ha cambiado el paradigma: de ser
una profesión de beneficio social, que lo hace todo
sólo por el bien de los enfermos, y que con los grandes
adelantos científicos y tecnológicos que hoy se tienen lo
podría hacer mejor; pero que con el cambio de profesión
a industria, nulifica los grandes avances, pues éstos se
limitan a determinados estratos de la sociedad.
Hola, saludos.
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