LOS MODELOS DE COMUNICACIÓN EN LA ENTREVISTA MEDICO PACIENTE




LOS MODELOS DE COMUNICACIÓN EN LA ENTREVISTA MEDICO PACIENTE


Al revisar los modelos de comunicación en la entrevista médico paciente, la investigación de los últimos decenios evidencia la gran relación que existe entre la comunicación efectiva por parte del médico con la satisfacción del paciente y la satisfacción del propio médico. El aspecto más interesante se refiere a que los médicos en general, tienen poca disposición a escuchar las historias de sus pacientes; sin embargo, tales historias con frecuencia revelan muchos aspectos del sufrimiento humano, posturas corporales, expresiones faciales o cambios en la voz que no podrían ser detectados por las maravillas tecnológicas: Los médicos deben aprender a escuchar con ambos oídos, lo cual significa escuchar con un oído atentamente la información biomédica y con el otro la información psicosocial del paciente.

Cuatro modelos de comunicación: 
1. Modelo de las tres funciones del médico: que consiste en recolectar información, responder a las emociones de su paciente y educar e influenciar la conducta del paciente para su mejor manejo.

2. El modelo clínico centrado en el paciente: el cual presupone que la experiencia del enfermo se mueve cada vez más a niveles más abstractos, que se necesita comprender el significado de la enfermedad para el paciente y también sugiere una comprensión compartida del médico y paciente acerca de los fundamentos comunes del problema y su manejo. Exige del médico que entienda y responda a los sentimientos, miedos, percepciones y expectativas, así como la relación entre el sufrimiento y la vida del paciente. Dicho modelo implica primero considerar que cada paciente es único, en segundo lugar que el médico debe tener apertura hacia la expresión de sentimientos del paciente, a pesar de que algunos de ellos pueden resultar “conflictivos”, y en tercer lugar, considerar que se debe tener maestría y actitud mental en el proceso de escuchar, para captar las expresiones verbales y no verbales del paciente, así como entender que el trato de persona a persona se basa en la confianza y el compromiso bilateral. 

3. El modelo de abordaje sistémico familiar para el cuidado del paciente: desarrollado desde la óptica de la terapia familiar y la teoría general de sistemas, considera tres principios:
a) que la familia significa el contexto más relevante que puede influir en la salud y la enfermedad, 
b) que deja de ser válida la ilusión de una díada en la atención médica, para convertirse en un triángulo terapéutico conformado por el médico, el paciente y la familia, en donde esta última es considerada como factor fundamental para obtener buenos resultados y 
c) que la mayoría de los desórdenes de salud son la resultante de una interacción compleja de múltiples factores y que el paciente se afecta a diferentes niveles y no sólo en el biomédico. 

4. El modelo del autoconocimiento del médico: el cual parte del supuesto de que a partir del conocimiento que el médico obtenga de sus propios sentimientos, puede otorgar más poder a sus encuentros clínicos, sin embargo, el autoconocimiento no deberá significarse en un fin en sí mismo, sino servir de medio para ser más acorde con la experiencia del paciente. Como podrá observarse, en todos los modelos se aprecia la importancia de interrelacionarse adecuadamente con el paciente, lo cual requiere una buena capacitación del clínico en habilidades comunicativas para el mejor manejo de esos fenómenos identificados y que pueden suscitarse en su trabajo cotidiano con sus pacientes.


Dentro de las habilidades que requiere el médico para desempeñarse bajo el método centrado en el paciente, se encuentra la de escuchar en forma activa, lo cual obliga escuchar con una concentración intensa y total. No sólo escuchar el significado literal de las palabras, sino el significado de las expresiones, implica responder activamente de forma tal que revele las expresiones del médico. Así, lo que se denomina escuchar activamente, se convierte en un requisito para mantener la comunicación en los planos verbal y no verbal, pero también para mantenerla en un nivel afectivo que permitiera comprender el verdadero significado de la enfermedad para el paciente, y la expresión abierta de sus sentimientos, lo cual refuerza que la comunicación y el sentido humanístico del médico son cualidades muy valoradas por el paciente.

Comunicación centrada en el paciente 
La comunicación centrada en el paciente, puede lograr que el paciente perciba haber encontrado puntos comunes de acuerdo con su médico que la experiencia de su enfermedad ha sido explorada, y que su nivel de molestias y preocupación han sido evaluadas . Esta relación se traducirá en una mayor recuperación del estado de salud del paciente con mejor recuperación de sus molestias y preocupaciones, todo lo cual puede contribuir a disminuir la necesidad de realizar pruebas diagnósticas o referencias a otros niveles de atención, con lo que finalmente también las instituciones de salud podrán observar los beneficios. 

Se ha cuestionado si la calidad de la comunicación entre el médico y el paciente hace diferencia significativa en los resultados que promueven la salud. Se ha visto que la comunicación efectiva influye tanto en la fase de obtención de datos para la historia clínica, como para la discusión del plan de manejo. Los resultados suelen ser: la salud emocional del paciente, control del dolor y mejoría en ciertas medidas fisiológicas como la presión sanguínea y niveles de glicemia.

Acerca de la posible influencia de los malos entendidos entre el médico y el paciente en cuanto a la prescripción médica, se ha detectado que obedece a una falta de intercambio de información adecuada, que existe mucha información en conflicto, y que el enfermo no comprende algunas implicaciones de su diagnóstico ni las acciones que el médico toma con la intención de preservar la relación médico-paciente. De lo anterior, se destaca la importancia de explorar y permitir que el paciente exprese sus expectativas y preferencias hacia las acciones y decisiones del médico, pues el clínico parece no darse cuenta de la relevancia de las ideas del enfermo sobre la indicación médica para el éxito del plan terapéutico. Se puede destacar la falta de participación del paciente en la consulta y que los errores médicos generalmente se asocian con esta falta de participación.

Debe señalarse la necesidad de implantar intervenciones educativas que contribuyan a solucionar problemas como los detectados, basadas en un modelo de abordaje que tome en cuenta ambas partes, pues hay argumentos para creer que se puede influir favorablemente sobre ambas partes, pero dado el desbalance de poder, la mayor responsabilidad debe recaer en el médico quien está obligado a explorar las ideas y expectativas del paciente, para maximizar lo valioso de tal información en cada consulta.

Habilidades de comunicación 
En la búsqueda de las habilidades comunicativas que deben desarrollar los profesionales de la salud, aparentemente no existe una clasificación clara de las características deseables para un adecuado desempeño del médico en su práctica clínica. Sin embargo, Dubé describe las que consideran necesarias para el médico que labora en el primer nivel de atención médica. Habilidades de comunicación básicas: 

  • Abrir y cerrar la entrevista. Iniciar con una pregunta abierta. 
  • Habilidad para obtener y cuestionar datos.
  • Habilidad para organizar la entrevista. 
  • Responder a las emociones y otras habilidades de la relación.
Habilidades de comunicación intermedias:
  •  Manejo de la violencia. 
  • Negociación para cambios de conductas indeseables.
Habilidades de comunicación avanzadas:
  •  Habilidad para dar malas noticias.
  •  Historia espiritual del paciente. 
  • Decisiones avanzadas.
  •  Dilemas éticos. 
  • Confrontación del alcohólico con su diagnóstico.
Las necesidades educativas en comunicación parecen ser muchas y también que una gran cantidad de médicos parecen no valorar sus habilidades de comunicación para mantener una relación eficaz y efectiva con sus pacientes. Los programas de especialización en medicina aunque incluyen cierta formación en la entrevista clínica, parecen resultar en una formación genérica e insuficiente. La anterior situación, enfatiza la necesidad de una enseñanza formal y sistematizada en comunicación; por otra parte, basándonos en la premisa de que la comunicación puede ser enseñada, y que es una función central que no debiera ser relegada por más tiempo, debemos encaminarnos hacia una comprensión más profunda de ella, para tratar de acompañar responsablemente al paciente durante todas las fases que implican la recuperación y conservación de su salud. Es probable que para el logro de esta tarea educativa se requiera más que una simple capacitación técnica, seguramente se requiere de toda una filosofía y abordaje desde diversas perspectivas del saber humano para poder obtener un compromiso más real y responsable del médico con su paciente.


Reflexión final 
Deberían realizarse estudios que sirvan para identificar las áreas o dimensiones de la comunicación en las cuales el médico familiar debe ser competente, más aún, deberán conducirse dentro del contexto de la práctica de la medicina familiar de nuestro medio y dentro de la práctica institucionalizada dado que ahí se atiende a la mayor parte de la población mexicana. Sólo así se podrá estar en la posibilidad de reorientar mejor la enseñanza en esta área tan significativa en la formación del médico familiar. Mientras esto se cumple, tocará al médico familiar identificar desde su práctica diaria, sus propias dificultades y reflexivamente transformarlas para poder incidir positivamente en el cuidado de la salud de sus pacientes.



























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